viernes, 31 de enero de 2014

Cambien el mundo que no me bajo.

Cuando tenía trece años, esa edad en la que sueles tener una personalidad para cada ocasión, aquella en la que parece todo tan dificil y sin sentido, época de soñar lo que quieres ser, época de planificar tu vida, época de ir conociéndose y reinventándose con el paso de las experiencias.
Bien, en ese momento que categorizo como transcendental me dispuse a ser feliz. El problema era que veía las metas de la felicidad demasiado lejanas como para poder ser optimista en cuanto a mis posibilidades. Realmente no hace mucho miré hacia atrás y observé que realmente había conseguido la gran mayoría de las cosas que me planteé a la edad de trece años y que me seguí replanteando con el paso del tiempo, pero se habían vuelto tan rutinarias que ni si quiera las había valorado ni me había valorado a mí misma. Esas cosas que no conseguí, la gran mayoría de las cosas que no conseguí no fue porque no pudiese, sino porque un día creí que no podría. Desde ese momento comencé a intentar cambiar todo aquello que me despolarizaba como persona y aún sigo intentándolo.
Todo esto se complica con los años, en ese momento en el que tu ser comienza a madurar y conoce distintas personalidades que te aportan diferentes aspectos que al final acaban afectándote para bien o para mal.
Cuando me solían decir que este mundo se rige por el más poderoso, por el egoísmo, por el interés propio, los éxitos que tengas en tu oficio, solía no creer y solía reir diciendo que eso no era lo que yo me encontraría ni lo que me salpicaría en ese futuro que imaginaba.
Hoy, desgraciadamente, encuentro que muchas de esas cosas que me solían decir y me suelen decir son ciertas, pero que aún para añadir más azucar a lo dulce, esas personas que me advertían y advierten todas estas cosas son las que principalmente las practican.
"Debes eliminar la inocencia porque si la mantienes te comerán". De las cosas de las que más me arrepiento en el periodo desde que estoy en este lugar llamado mundo es de haber hecho caso a esa desgarradora frase.
Estoy salpicada de simpleza, no me imagino en otra situación en la que no existan estos factores que hacen que las personas poco a poco se pudran entre obligaciones, envidias y egoísmo. Necesito esa inocencia para imaginar y soñar de nuevo lo que quiero ser, para reinventarme, como cuando tenía trece años...

Durante mucho tiempo, en situaciones de crisis personal como la de este momento, en situaciones en las que te sientes descuadrada de la sociedad en la que vives me he planteado la frase "it's time to change".
Tantas canciones impregnadas de optimismo llevan esa frase que hacen que adquiera fuerza y que me hagan pensar que aún es pronto como para darse por vencida, queda mucho por aprender y para conocer aquella vida con la que siempre soñaste. ¿Por qué no?


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