sábado, 6 de julio de 2013

Piensa

En una de esas tardes de verano en la que me dispongo a tumbarme en cualquier lado, no voy a ser delicada en ese ínfimo detalle, con mis oídos atronados por la música puesta lo más alto posible. Es curioso lo que siento cuando se pega en mi sien a golpe de martillo la melodía de "Wish you were here", mientras todo lo ajeno a mi permanece en el más grande silencio. Es cierto que esa melodía es un canto a la melancolía, una reverencia a los fantasmas del pasado, un estado inmovil del transcurso de tu propia historia. No hago más que elaborar la antítesis de pensar, mientras escucho tal canción, que debemos de correr fuertemente dejando atrás los fantasmas del pasado, pues ellos, tan ágiles, intentan llegar a nuestras vidas nuevamente cada vez que los dejamos atrás corriendo y comenzamos a caminar. Algo díficil de comprender es que en ocasiones las personas se aferran a ellos haciendo una especie de pacto, se regocijan en su regazo y se convencen a si mismos que están donde deberían de estar. Qué difícil parece en ese momento mirar más allá de tus narices, innovar, sacar la persona que llevabas dentro, enganchar "la mochila de los sentimientos" y peregrinar hacia donde la vida te quiera llevar. Es tan difícil que decidimos decir que es muy difícil, incluso a veces alegamos que es algo imposible y por último para convencernos ni si quiera lo intentamos.
Pero lo que ciertamente nunca nos contamos es que resguardarse en ellos es dar vueltas cíclicas y como la misma palabra lo dice, es depender de un ciclo redondo al que le hemos borrado la salida, en el que nos pudrimos poco a poco cambiando todo lo que solíamos ser por un puñado de "motivaciones" para sobrevivir de tal monotonía.
Se que los consejos son una forma de nostalgia como decía no se quien persona en no se qué video, pero si es cierto que no debes de hipotecar tu corazón a quien puede maltratarlo y poseer sin cuidado alguno, cual persona mil eurista que hipoteca su casa de cuatrocientos mil euros a un banco en plena crisis. Un pez gordo que pesca otros pececillos, un mar lleno de depredadores que intentan arrebatarte lo que más quieres, tu dignidad.

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