lunes, 10 de septiembre de 2012

El fin del verano se acerca.

El verano pasa muy rápido, esos sueños que tenías antes de que apareciese se han desvanecido...Esos atardeceres en los que el Sol dando sus últimos destellos salpica tu cara y te la sonroja, esas noches con personas que indudablemente necesitas para completar tu rutina, monotonía o felicidad. Termina todo, caen las hojas de los árboles, volvemos a nuestra vida de obligaciones, de nuevas experiencias...Hacemos un cambio drástico a bien y a mal, nos acostumbramos a la nueva vida que está a la vuelta de la esquina y tenemos la pequeña ilusión de que a la vuelta de la esquina también se encuentre una nueva ilusión por la que vivir y alguien que despierte tu alma de nuevo, ya que lleva dormida demasiado tiempo...Supongo que es demasiado pensar, planear y los planes nunca salen bien, supongo que todavía debo de saber la respuesta de ciertas preguntas que me he estado haciendo a lo largo de estos meses de tranquilidad. Espero que la respuesta esté cerca, espero que haya momentos inolvidables, espero que todo cobre más sentido del que tiene. Me gusta la vida, soy feliz con lo que tengo pero la felicidad implica un estado relajado que es a lo que llamamos tristeza y desesperación, y eso precisamente no podemos pretender borrarlo de nuestras vidas.

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